martes, 5 de enero de 2016
Las Siluetas en la Palabra
Las siluetas se esconden en una palabra.
Marcos de tempestad y fiebre recogen sus timpanos.
En mundos de cera las ciudades vuelven a agazaparse.
Las alturas toman aquello caido del sol como si fuera
un fenix.
Los numeros vuelven a exiliarse en un tallo llenos
de sacrificios.
Vuelven al sueño las corazas de una tarde que la inmortalidad
grabó entre hordas.
Los continentes miran extrañados el sueño latinoamericano
del iglu.
Mediterranea y esferica es la juventud de los dados ahora.
Compuesta de terrazas y cascaras como una mandarina.
Hecha de cortezas y puertos donde yerran los marineros.
Quimicas flores de estambre entre los cimientos.
Monumentos de drilles que la costa encierra en una pupila y mientras
ondea el olvido en una razón, en el gris de un terreno
los rascacielos de las superficies, diminutos y extraños como
la escritura de una bicicleta, caminan.
Las siluetas se esconden y son aún una palabra.
Evolucionan al plano y el martillo.
Abren siderurgicas y mandibulas de hielo.
Huyen de los original cuando escarban, mientras desentierran,
cuando colman de abecedarios las postreras centellas
de una morgue.
Donde junto a la obra de la muerte y de la sed, empiezan
a transformarse en telefericos y manadas los cisnes.
En prismaticos que buscan el sueño en el ala de una mosca.
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