jueves, 7 de enero de 2016
El Vacìo en una Cabala
Bajo la luz un mundo que no es el
rostro y tan solo lo ilumina.
En las escamas las palabras que
siguen a los peces y en los preludios
aquellas opuestas a las liebres.
Evocaciones como una gota de agua
llevando en su brillo un paraguas.
Y acaso la noche siguiendo a las sienes,
el huerto de un tallo secreto en los margenes
armado por multitudes de cometas.
O la interpretaciòn de un radio, en una historia
de levadura en el oido, junto a lampos
que recogen el magnesio de
las cronicas.
En un jinete.
En su cabalgadura los animales reciben al
vacìo con una cabala y en sus jardines un olor
a jazmin cerca a los faroles dejando para lo subterraneo
la luz de mediterraneos jaguares.
Sueños de puertos con baculos.
Ensenadas de plexo en la hiperbole. En ellas los
colores del ancla. La grasa de los sacerdotes con visiones
de estrellas alejadas de los hemisferios
en un trailer de agujeros negros
con botellas de lana.
Bajo la noche que es una brùjula.
Donde naufragan las idiosincracias con una llave
de jarcias desterradas.
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