miércoles, 6 de enero de 2016
La Estrella de los Hornos
Para nosotros debe ser como una especie
de linfa. Una estrella sujetada por sus hornos en
atardeceres donde los adioses incrustan una aguja
en un fantastico oceano, donde aprende el roce
de la ola a cruzar piràmides y peninsulas.
Para nosotros.
Deberìa ser un insomnio donde el alfabeto cumple
con los horarios en las hojas y comprendiendo que ese
es su sacrificio, camina en las paginas sin esperanza
de formar constelaciones. Su ùnica esperanza es
contemplarlas cuando crìan cuervos a lo lejos.
Bajo un hemisferio despejado. El verano para ello
debe ser amarillo como un trueno.
Acaso un objetivo sea la llegada a una placa tectonica.
Acaso el empedrado sea una conjunciòn de trompos
y centrifugas luces que unen sus latas, llenas de
cosmovisiones y lechos semejantes a los que plantea
una alquimia entre enjambres de soledad donde
lo que nos acaricia es un huerto. Un jardìn de cobre
y su heuristica. Una comprensiòn de los asteroides
impregnando de conjuntos sus axilas.
Bajo una naranja. Bajo la precisiòn del cardo en las
estelas de una hoguera cuando los brillos rechazan
aquella luz de plantigrado en los cometas y la piel
sobre el overol de la luna es descalza igual que
los pies sobre la playa.
Sobre los lechos.
Sobre una y otra aquiesencia rodeada de
himnos.
Y cubierta de elementos.
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