Hay una forma de habitación.
De lenguaje que se introduce en el principio de la hierba.
Existen elevaciones históricas de collares.
Exhortaciones en la profundidad de una mañana en que
eres el único prodigio y llevas una cebra en tu boca.
Un león invisible roza tu piel empero crees que es la brisa.
No te preocupes la belleza mientras más hermosa de manera
mas enorme nos traiciona.
Y nunca lo sabemos.
Longitudes de gravedad que transportan puñales.
Asociaciones de aire en los sonidos que oprimidos por
las palabras no encuentran así las suyas.
En qué ciudad son hallazgos?
En qué vórtice donde semejantes a mánticas y espejos devuelven
a las sienes de una hormiga un crepúsculo.
Animalitos de brea en las mejillas
seguidos de neumáticos.
Una serenidad que filtra un yacimiento dorado
o una lírica penumbra en el cuello.
En el espejismo que seguidamente sin saber porque se
transforma en ángel insomne.
Espíritus que la inocencia desnuda en un trance mientras
la mirada envuelve una constelación que cala
en todo vellocino la ira de una pupila.
La condición del mar mientras resiste en el agua.
La naturaleza de la ola que cifra en cada una de sus crestas
un alfabeto diferente.
Propulsado por seres con cabezas de toros
iluminados por laberintos.
Sólo por laberintos.
En uno de sus laberintos ellos saben bien que un
triángulo de polen
es lo único que los espera.
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