jueves, 6 de febrero de 2020

Formaciòn de un Relieve





La aurora tiene un pàjaro.
Es elìptico en su vuelo.
Una que otra coordenada lo guìa.
En rigor podrìa hablarse de èl.
Decir que es màntico.
Pseudo masòn. 
Hiperbòlico.

Una cebra se oculta en su sueño.
Cubierta de mandìbulas y papagayos.

Las hordas lucen imàgenes
en cada uno de sus poros. En las 
mismas vibran trasatlànticos.

Seres de nieve y precipicios
ascienden por una mirada de iones
hacia los dirigibles.

Contenidos de òpalo 
en la dialèctica de un gallo edificado
por el polen, descubren acertijos
en sus amapolas.

La aurora tiene un pàjaro.
Llegò con el final de una constelacion
anhelada por la fiebre.

Descubriò el sentido
de un alqumista suspendido en alguna
punta de la arena.

Y no exactamente donde el desierto
se empina.

Sin heridas. Sin necesidad del dolor.

Para formar un relieve.







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