martes, 28 de enero de 2020
Lògica Simple
El barco se encuentra en el interior de un sueño.
Para llegar a èl atravesamos la tempestad.
El miedo es una calle con veredas amarillas.
En uno de sus pubis florece la hojarasca.
Florece el don inùtil
de aquello que transparente en una aurora
se reencarna en el fuego y es por instantes lampo.
Yesca o tribuna.
Desesperada intemperie encaminándose a
una órbita.
Un grito se oye entre acantilados purpuras.
Uno que fue tomado por la divinidad.
Por ende mortalmente sagrado.
Los hemisferios escupen.
Veo un rostro que seguramente ha transfigurado.
En sus ojos vibra la coherencia de esa mirada
que aprendiò de toda ceremonia
la lògica simple con que sentimos el latido
del otro. Con la cual sentimos
el nuestro.
Eso -hasta cierto punto- es euclidiano.
Las cosas llegan al equilibrio
pero ello en cierta medida es opuesto a todo
lo que acontece en la naturaleza. Por lo general la
naturaleza llega al equilibrio como un
desenlace. Uno que proviene del
hastìo.
Sinònimos y parpados en mis hiperbòlicos actos.
Periòdicos que arrastran una moneda de arena en sus
ojos. Libélulas que celebran la llegada de dios.
El viento como un forastero
que aprende idiomas. Que lame daguerrotipos.
Y en la puerta de tu casa un limòn.
Escoltado por un tenebroso oìdo.
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