domingo, 26 de enero de 2020

El Resplandor de Aquello





Aquello entre el fruto.
En los paisajes de un fracaso.
El elixir que la transparencia desprende en un evento
allende al éter.
Eso tan invisible que hace que las cosas se vuelvan reales.
O tengan en ocasiones mas de un ángulo. 
Más de una raíz.
Mucho. Mucho mas de una cebra.
O un eco donde eventualmente el péndulo que tomamos
del sonido tiene rostro de hollín.
Sienes de papel.

Aquello que no es el futuro.
Que presenta sus animales pero confundidos entre el ser
y la niebla.
Que cita mandíbulas en el pubis.
Que descubre dialécticas en las llamaradas de un dragón.
En la magia siempre y cuando incrusta en un poema
sus cuchillos. Profundamente transversal sobre 
la sepia de un crepúsculo
en los que acantilados y diluvios reconocen
que sus pensamientos por la brisa
la brisa son materialmente 
sexuales.
Pero. 
Qué es lo sexual para acantilados y diluvios?

Y que profundamente corta un génesis
los horóscopos que sirgan en ellos.

Que ululan.

Y toman los gemidos de una hiena 
a contraluz.

Bajo un fondo de violines.

Emitidos por las alas al batirse de los
gallinazos.










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