viernes, 18 de agosto de 2017

El Rostro Lila





Ayer tu rostro era lila.
Si hurgas en tu memoria veràs que es algo que no mencionè.
Estuvo en mi pensamiento unos instantes mientras
te miraba.

Tampoco hice alusiòn a tus ojeras. En vez de ellas
tendrìa que haber hablado de gaviotas.
De dimensiones donde se escarchan los pelìcanos.

Muy cerca de esos pelìcanos, habìan millones de
acantilados.

Ayer tu rostro era lila, como algunos àrboles.
El espacio bañaba centurias que no podìamos mirar.
La contemplaciòn cedìa a un dequeismo que estuvo en
el devenir de nuestro diàlogo.
No todos los dequeismos -quisiera decir- se dan en
nuestros diàlogos.
Mucho menos en sus devenires.

En un devenir se dan cuellos o cerillas.
Hermosos fanzines que por un segundo detienen la
eternidad.
Pero. Acaso la eternidad se detiene.

Y tù me miras.

Sostienes que el dìa de ayer tu rostro era
efectivamente lila.

Y que la eternidad.

-aquella de la que hablamos- 

Se encuentra en movimiento a la vez.



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