jueves, 24 de agosto de 2017

El Movimiento al Oscilar





En Lima llueve. 
Entre soberanìas y constelaciones de significados.
Sobre el pupitre que camina entre la realidad
sin un rostro.

Junto al pelìcano de agua que besa un hemisferio.
Que reporta sienes.
Que se endereza en una clavicula antes que toque
lo sobrenatural. Eso que en algùn lugar de todas mis
caminatas oprimìa una alquimia.

Hay un sol de quimeras detràs de esa lluvia.
Una expediciòn de la razòn a màstiles infinitos.

En Lima llueve porque parece que las cosas
se imitan y los objetos son amarillos como una
dimensiòn donde se unen los sauces.
El destello de las lianas.

Y mientras tanto soy contrario a todo hecho.
A mis necesidades entre lo cotidiano a diario màs
pequeñas.

Por un instante siento que todos los objetos en el
universo podrìan besar una aguja.

Utopìas y chispas coronan los simulacros de
todas las orbitas; de una emerge una pantera.

Por un instante el tiempo recoge el trigo que
en la arena ha dejado el espacio; el lugar que
habitaba ese espacio es ahora un oceano.

Una libèlula con alas mojadas resiste en el corazòn
de un poema.

Ni el poema ni la libèlula saben como han llegado
a la hoja en ese poema.

Llegaron y estàn aqui, nada màs.

Y lo ùnico que puede acceder a aquello que entre
los relampagos de ese poema resisten.

Es el movimiento que oscila en las colas 
de los pàjaros.












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