martes, 8 de agosto de 2017
Con una Neurona de Goma
Un día dejarémos de ver seres y cosas entre las palabras.
Y no por ello preguntarémos si el mundo dejó
de ser irracional.
Un día caminaremos hacia la luz y las cenizas.
Con una neurona de goma diferente en cada mano.
Quizá los camuflajes sigan habitando nuestras sombras
como una extraña criatura. Igual que una misteriosa torre
bañada por linternas.
Un día en que la demencia ya no tenga que ser contada por
capitulos ni la idea de la luna sea un archipileago
ebrio de alfileres.
Sobre los asteroides seguirán planeando orfetorios.
Eclipses de clorofila y languidas metamorfosis.
En cada uno de los planetas una copula de rosa adheriendose
al barro nos dirá como es que nacen entre la ira los platillos.
Las tormentas con antorchas de aluminio esparcirán
en los jardines sus peciolos.
Las tormentas donde nace un dije.
Donde los corceles dejan de ser ecuestres para empezar a dirigir
el trafico del trigo en la arena.
Igual que un medano.
Empujado hacia el brillo.
Hacia un desesperado brillo por los escalpelos.
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