miércoles, 12 de febrero de 2014
Teorìa de Piscis
Por la teorìa de piscis
que no dejàmos atràs
somos hipotesis o araña.
La plantaciòn del megaterio. El morral
del unigenito entre construcciones maritimas;
la estadistica del pètalo
cuando se conmueve.
El pinar del alabastro del
liquen.
La argamasa rosada que aventuramos desde
un libro ortodoxo
tan ortodoxo cuando hablamos de èl
en los planetas
escarchados
en ambas partes de sus cubiertas
para que no podamos tocarlo.
Por la disciplina pragmatica
dejarìa mi alma en un gorjeo esperando
y una arguacia serìa el blanco
de mi silencio
y nada màs danzaran hipotènusas.
Por ello y tantas cosas invertirìa en los tonos
del significado para no llegar a los colores.
Tendrìa mas plazas y parques; hubiera
cultivado mas penas.
Y sì, hubiera ennegrecido
en latìn algunas cosas
y modesto tanto como acuñado en la realidad
hubiera dependido de mi pelo
de las radiaciones y sus estudios
clinicos entre marsupiales que eran mi mundo. Sì, por
la teorìa de piscis
hubiera llegado al secretario hispano-peruano del lenguaje
en la proximidad de una mezquita
llena de boxeadores
con sentimientos
administrados por un otoño màs que por
la vida; escupiendo aùn a las cadena.
Oprimiendo hasta el brillo eslabones.
Por teorìas de piscis serìa un compuesto
de representaciones descriptivas,
en lexicos bilingues de postguerra
laboriosos como el escenario del crimen
y la hienas.
De ello pueden hablar los leones.
Leones designados por el temple de un
campo de uvas, donde aguardan
las tijeras.
Guillermo paredes mattos
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