domingo, 23 de febrero de 2014
Dimensionalidad de un Travesaño
Un día de plastico es coyuntura; un
sobrenombre y plasticidades iguales
al lexico, a ortografías de tallos:escépticos
confines del lenguaje.
Por ello sólo me queda un
centauro.
Ello, individualmente. No es artesanal por
ser ardiente: camina por la noche con una
baraja. Sabe lentamente que el significado
termina en el significado.
Si logra seguir es aún coyuntural y puede
evocar una mancha.
Sentirse sólo, carente de aprendizajes.
Mostrando prejuicios teóricos para moverse
en el final de una estrofa, siento estrofísico
de manera pseudonima y con tormentas.
Asi sus nombres no pueden lamentarse
al perder significado.
Dije que sólo tenía un centauro. Ello
me imposibilita de anhelar. Y es mi única
posesión, como tal o cual acertijo ante
la garua de tulipanes.
Un centauro fue escrito, uno que no procede
de mitologías.
Siempre dispuesto a asociarse con los
ronroneos.
Por las esquinas, reptando eternamente en
sus inquisiciones.
A veces dogmático, lleno de alquileres y orbitas,
voeando al singlar; siseo ontológico del lapso y
del lampo en ese sujetarse del poema, a toda
abstracción del universo, a toda costa.
Y con mi centauro, me detengo a persignarme.
Vivir de percusión en percusión fué cuando
llegué a mis brazos.
A veces no sucedió.
A veces mi ruleta
- en este caso literaria-
Es menos que el azul de un travesaño.
Guillermo paredes
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario