martes, 4 de febrero de 2014
Perpetuo Otoño
Sientes que el mar lleva en sus crestas
leyendas de todo primogènito.
Que tù y yo bajamos de las cùpulas llenos
de àcidos por ello.
Que la carta es ribonucleica pero no
podemos desmostrarlo.
Intuyo ante la intuiciòn que un recuerdo por
parafrasis es lobregamente interregno.
Que la promiscuidad del ficus es verde
por sobre muchas cosas.
- por excepciòn algunas-
Y hablamos cuando se trata de expresividad
en claraboyas demiurgicas.
Criptogràficas neuralgias, con
un martinete donde el velo
se derrama.
Esquemas de anzuelos sobre
el canto interceptado por
el rìo.
La ocupaciòn de una manada
llena de regueros.
El mar y la catalina ofreciendo
circulos de papiros junto
a los advientos
igual que una bicicleta por la
tarde cuando llena la
calle de circulos, empujada por
el vidrio.
Un vidrio incrustado en los labios
de un niño.
Con un perpetuo otoño en
su boca.
Unido instantaneamente por diagrames
de sepia a sus uñas.
Guillermo paredes mattos
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