viernes, 7 de febrero de 2014

Memoria de la Antorcha






No debo tomarme muy en serio.

Yo sè que todo lo que hago es una aguja
finalmente: quizà
un antilope que sueña vivir con una
linea en su cuerpo como la zebra.

- pero esa es una alegorìa con mucha 
epifanìa dotada de veleros -

Sè que no debo vivir tan en serio.

Que las cosas son eventos y las miserias
no siempre son capitulos.

Que deberìa pensar antes de buscar antidotos
para mi vida entre los paredones: por lo 
general yo vivo en los parques
y tambièn en los apuros; el
sol me da en la cara lleno
de radiactividad
pero ese es un algo seguro que no dice
nada de mi vida.

Puedo recurrir a la inteligencia para preguntar
nuevamente por lo que escrito.

Pero la inteligencia tiende desde un mismo
camino a extender otros: es inevitable.

Evitable es no dejar de sentarme
ante el oceano y elevar alguno de mis
cultos.

Encender una hoguera.

Ver a lo lejos una antorcha que no vivirà
como la que jamàs he encendido.

No puedo pretender eso.

Pero debo asumir que su naturaleza està 
tambièn hecha de fuego.




Guillermo paredes mattos



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