jueves, 20 de febrero de 2014

El Dìa





Reaparece un dìa.

Con victimarios acentos de sismos.

Con firmamentos de radiantes escarpines.

Como un romàntico sacrificio de dialogos en
los periòdicos.

Lo hace bajo un lustro.

Sobre conmociones y llegadas al platino; fantasmas
de solitaria iniciaciòn de avistamientos.

Sus frutos son esotèricos.

Sus contenidos de polen. El dìa aparece con caracteres
que son generaciones.

Ambientado entre gavieros.

Aprieto de mirada, recolector de ofidios.

Tiene un habitante. Lo conozco por reproducciones
de metricas atlanticas.

Es irònico pues habla de nosotros mismos.

Lo contemplamos vestido de violines. Un pigmento
que roza lo purpura y ese purpura es serenata
de las venas con la sangre.

El dìa pasa y dejemos que lo haga.

Dejemos que muera con su 
mistico.




Guillermo paredes 

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