martes, 18 de febrero de 2014
La Sed del Pajaro
Ayer juntè una puerta.
No reparè que frente a ella un pàjaro
casi dormìa y toda su fe era ese sueño.
Pero la fè no podìa acompañarlo para siempre.
De ser asi no tendrìa alas.
Ayer vì a un mastil posarse junto al
cuerpo de tal ave.
-dormìa obviamente-
No entendì esa figura. No comprendìa
las palabras del màstil que
empezaba a tomar aquel
ave pues creìa que
agonizaba.
Mi vida percibiò que el màstil buscaba
alimento.
Pero la fè descubriò que a veces hay que volver
a un pàjaro para que despliegue sus alas.
Y èste ante la mirada inutil del màstil.
Tomò el cielo.
Guillermo paredes
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