martes, 11 de febrero de 2014

Poelasticidad de las Quimeras



                                                     

                                     
Se escribe poelasticidad para interrumpír
el viaje de los números.

De ningùn auge.

La cierta comprensiòn del bolido.

La idiosicracia del sueño
en los hipnoticos cabellos
de una visión
expedicionaria de yescas
y concentraciones.

El lienzo personal y meticuloso
de la sensibilidad
con un traje de interpretación
de melamina y escarlata
que algún amanecer escribe
monasterio tanto como iridiscencia
entre los mandarines.

Y bajamos con ellos hasta los
elefantes.

En los zoologicos del agua tomamos
la quietud
del sol en el aura convertido en 
reflejo.

En el brillo del prójimo,
en las astas de un verano irradiando vórtices
y laminas de molinos; alevínes que
desde aquí a los 
morteros
sugirieron que el mundo
era un referente.

Un cartílago de fosas rosadas
en una nube pálida como
la hojarasca.

Luego diluvios de mandrágoras
donde inventamos un idilio
de aeroplanos para 
aquellos que colgaban
del mensaje
atisbando el deseo desde un
niño y lo acompañaran
hasta el helio.

Con referentes divinos
para lograr
llegar a un maleficio.

Donde cantaba el purpura.

Y las agujas caían entre venas
de oro.



Guillermo paredes mattos







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