lunes, 17 de febrero de 2014
Oxigeno
Hay cuentos que dejamos podrir como
un fruto de soledad en la arena.
Cada atardecer alguien se sienta para mirarlo
para ver si llegò a sus cenizas.
Cenizas que serán devoradas porque el
cuento vivió sobre un pergamino y éste
sienta su existencia sobre la carne: la carne
sólo es devorada por los peces,
incrustado en los fondos de
los mares.
Y la ola -acto del oceano- sólo posee voluntad para
llegar a su narración asi que sólo
intuye su latido.
Tal cuento y narración deben ser devorado
por los peces.
Pero bajo las aguas. Ellos sólo pueden soñar
el oxigeno.
Guillermo paredes
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