jueves, 27 de febrero de 2014

Primera Funciòn de los Acantilados




                                                         las cartas



No he de subir a los puentes para ver como
era el misterio. No voy a enfrentar al secreto
de la magia, porque su secreto sòlo se demuestra;
es algo ajeno a toda vida como origen.

No voy a musitar entre la enfermedad
el placer mantico de los lustrabotas ni entretejido
en las causas de la razòn con lo inedito
tomarè fabulas de acido para un itinerario.

Serè cronico igual que las movilizaciones.
Civilizarè mis entrañas segùn mi equidistancia con 
las cosas para jamàs encontrarme. Me dirè filarmonicamente
que apañè el horror como un pajaro de selva
en los laboratorios de los aspavientos.

Serè ideologo de una nada al cruzar el abismo.
Buscarè ciudades que inundan su torso de cabellos.
Intempestivo como el fracaso del antimonio
en la lluvia o la frustraciòn del delirio
en el ritmo, anudarè los cuentos
por donde anduvo el silicio
con su infamia
de cuellos redentores.

Subire al plomo.
Venderè el salmo en pos de una bahia.
Caminarè por los acantilados de
un continente donde el oceano
es ante nosotros quien arroja
eternamente las cartas.

No el hombre.




Guillermo paredes mattos

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