domingo, 16 de febrero de 2014
Esgrimista de Venus
Los hechos pertenecen a una dimension
antigua: lenguajes deuteronómicos con
puestas de venus y esgrimistas.
Leales a la tierra los observatorios dejan
ver epicentros lunares devaneciendose. Son
acertijos con los que llenan los muelles
su vida.
Irracionales ventiscas de nubarrones
toman mandragoras de aceite junto a
tremantes de plata entre liturgias; adoquines
de acido ante el casto verso de insignias
donde oran monstruosos dragones.
Mánticas bacílicas de ceremonias,
perros y tremantes oscilando
entre nubes de reencarnaciones
todas impregnadas de azotes. Un inmovil
estuario. Un zohar que se agita.
Objetos de azogue cual pseudónimo caido.
Visiones de siembras y atmosferas
donde el proposito condecora
hombres unigenitos.
Llegada a la playa, la poesía de leche
descerrajaba un don de voluntad en
una luna, otra gravedad descencía
con tormentas de arcangeles.
Alguno derivaba a la sombra y del virrey
a susceptibles fortaleza de almas, indicaban
al sueño la catarata del farol, la linea del ojo
la fraseología del prado; esa respiración de
bosque, inevitable junto al juicio del sedimento
y entonces el sinóptico animal, la efervescencia
alejandose a la boveda. La vida industrial
del espejismo que se seca. El campo donde
la noche es más larga que un vortice o un
canto se sedas matemáticas.
Donde a veces puedo ver escribir al
terciopelo.
Guillermo paredes mattos
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