sábado, 22 de febrero de 2014

Poema





Llegada a la intepretaciòn el conocimiento percibe.
La noche llega a ello como una guarida. Los aposentos
se dividen para ubicar un poema que dirija el corazòn
a otra parte; no hay nada que decir ya. Un ensimismar
libra a un halcòn de tu puerta. Es el postrero material
de esta aventura, el caminar por una catapulta a una 
iglesia y su oceano. Llega el listòn anglicano cercando
los vidrios, la coraza divide procesiones con acentos de
aspid y poses de estadios. Maniobran los pielagos en
una garza. Mensajes de parques que invocan aquellos
liricos sumergibles de coherencias con los baculos; el
sol es silencioso como un puente. La ballesta regresa
a los volumenes cubierta y asediada por su deriva, el
ritmo del sentimiento es abordaje de arcanos en las
boyas donde florece la mirada despidiendo un navìo.
Fuselajes y tramontinas difuminan la dama del acido
en el espantapajaros, con analisis que dejan atras la
nebulosa para conmoverse. Y algo asido a las piedras,
asido a acantilados de juguetes besa su mandragora
embiste su corola, como si fuera cierto.


Guillermo paredes 

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