miércoles, 19 de febrero de 2014
La Habitaciòn Numismàtica
Y alguien deja atràs el sentido.
El mar al fondo, donde un jardìn de
agua recuerda bacilicas de piedra
donde el carbòn viviò acompañado
de figuras.
Un ancestro emerge de esa forma
equilibrado por una colonial ceràmica de
lirios; iridiscente como el soñado planear
del martinete en una hoguera
y la laguna: un alcedìnico ojo
desde la extraña labor del espejo
en esa juventud de tierra extasiada
y maquinarias con un
epistolario fotografico de cercos
y habitaciones numismàticas, llega
de un arcano rosicler
en las botas.
Y desde esta distancia ese sentido.
Ese fusiforme estamparse
en los travesaños.
Ese inclinarse contra todos los eslabones
en vivo, ebrio de cicuta y corolarios; muestras
del alma que arriò los àrboles como
si fueran edificios y canto al limbo
tanto como al polen desesperado
del aceite, donde las
iniciaciones eran palidas como
una antigua poesìa
esa que llevamos de contrabando por
miedo a nosotros mismos.
Sòlo a nosotros.
Porque sabemos que esa vida que nos
diò su espìritu en cualquier momento
de sus versos, podrìa
arrancarnosla.
Guillermo paredes
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