viernes, 21 de febrero de 2014

Y no casi siempre es el Tiempo






La inèdita rada, el diàlogo de la noche entre la
plaga y los primogenitos.

El eter en el tìmpano donde es procolabico el 
dejar de sostenerse.

Como un todo que pregunta al hemisferio y el
hemisferio como una respuesta va cayendo 
hasta crear un halcòn en la lectura de la piedra.


Han pasado tantos dìas, pero la rada medita
con esa intensidad donde no siempre pasa de
largo la imaginaciòn. el estuario; su osamenta.

Y la sentencia da paso al maleficio de verde.

Al amuleto tocando la supersticiòn. Al un solo
recuerdo alzandose en la memoria.

La coincidencia vuelve a ser temporada de 
sueño en esa llama.

Aquì en todas las formas de conciencia del
poema lo dictado vuelve a desertar; a la fragilidad
que presiente el pulso del tallo.

Lo omnisciente evoluciona hacia la calle. Un pulgar
es cadena de limpìas cadenas que reconocen
un valle.

La escarcha de una luciernaga sube por el animal
de clarinada, sombreando un talisman en el sentido.

Se desvanecen los relojes.

Mordìan aquello encerrado en sus circulos.

Y que no casi siempre es el tiempo.




Guillermo paredes

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