domingo, 9 de febrero de 2014

Poesía






Hoy ser como el tiempo y no tener edad.
Habitar como lo hace el espacio en todas las cosas.
Llegar a ese lugar donde la naturaleza crea
la existencia; ver como el hombre es llevado
a ella. 

Volver a tener el esgrima del celeste, por si 
las cúpulas van dejando lentamente el azul.

Describir nuestras manos siempre naufragos
en ese celeste, para saber que lenta o velozmente
no llegaremos a la versatilidad de ese azul.

Ese azul tan puente en la marea y al crisparse
siempre una brújula; el centimtro de algún
lejano reloj en las barajas. También una baraja.


No tener conciencia de la muerte ni la vida
para que puedan tocarnos como en el momento
de la creación: sin darnos cuenta.

Y sentir en cada latido, si hay un infinito es
ello.


Guillermo paredes mattos

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