sábado, 15 de febrero de 2014

Iniciación de la Armonía





Tenìa el silencio alrededor como un dique.
Lo imitaba y otras aprendìa en sus páginas
iluminadas por velàmenes y màstiles.
Podìa hacerlo porque vivìa en el mar.

A estas alturas de nuestras vidas 
sabemos que vivir en el mar
es cosa de elefantes
y raptos.

Y si no caminaran también  por el aire dirìa que 
siguen alguna memoria, algùn
puerto de mamuts que llega
desde lo milenario.

Todo esto se escribe sin seres rituales.
Sin pedirle al rito la entrada a la boina.

Al pensamiento, donde una altura es
inclinada por el hombre.
Conocìa esa altura pero no la manera
en que era inclinada.
Luego de ello me citaba parmenideo
cada tarde, seguro del helenismo
con el cual parpadeaba la manera de 
concebir el universo.

Yo no siento mucho haber llegado
a una linea acentuandola.

No sè si sea eternidad, pero hay que acentuarla
màs que un poco.

Es casi indispensable.

Es algo inherente a la nada.
Tan inmediato que la figura transforma
toda vida en silueta y en caos.

Sòlo asi despertamos entre la realidad
a otra armonìa.



Guillermo Paredes Mattos





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