sábado, 3 de junio de 2017

Xilografìas de Eter





El invierno no deja de ser una alambrada.
Una esfera incrustada en la carne.
Un sitio epistemologico donde se desnudan renglones
y veterinarios.

El invierno no deja de ser un recipiente.
Un elixir con miscelaneas.
Un plantigrado en un solar purpura.
Un planteamiento del genesis en un fruto que era
o es constelado. La mirada de un leviatan
en la mente.

Zocalos de yeso vuelven a la hermeneutica
con un ejercicio lirico.

Es transversal el viento con una amapola.

Lienzos de candil en una butaca son inasibles en
la medida de un encantamiento
dotado de ranas.

Records de siniestras capitales alojadas en cada uno de los
ejes sobre la tierra.
Palcos de hipotalamos ahora que en cada espigòn de una
playa se desvanecen las raices.

Faenas de algodòn y vidrio en un alfiler.
En las dimensiones donde un arrecife toma los
lenguajes de la hierba para poder hablar.
Para descubrir entre el ozono una
araña y esperar en su sueño generaciones de libèlulas
y puercoespines.

Estelas que del aluminio parten hacia los sargazos.
Nombres humedos de astrofisicas en las chispas de la carne.
Felinarios de estadisticas y planos con rumiantes 
acertijos de granizo.

El invierno no deja ser una estela con banderas de 
azufre en sus ojeras, una gravedad 
resistiendo entre apriorismos.

Entre transparentes xilografìas de eter.

Rankeadas entre manantiales de plastico.

E hialinas superficies de hecatombes.












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