jueves, 29 de junio de 2017
El Latido
El silencio es casi un contenido.
Una filarmonica que eleva en el sonido
sus mitografìas.
Un jabòn dormido en el pelo.
Las brùjulas sueñan en la conciencia
de objetos que sueñan.
Un peine de nieve roza por primera vez
un elefante.
Entre territorios de plasmas un nucleo
de eter divisa la tarde.
Quizà eso sea todo.
Pero no.
Se prolonga la carne en un ritual de
escarcha.
La lluvia emerge en una señal
de vidrio sumergida en indòmitos
panales de bronce.
La crayola vuelve a ser la policroma
edad de un horizonte
empinado sobre un azul.
Cartas antediluvianas en el pubis de
un genesis.
Las linternas apilando silabas en un
manantial. El helio buscando
extrañas coreografìas en el interior
ovalado de los dirigibles.
El prisma toma la direcciòn de los
puertos con una mandibula.
El prisma sueña en el desvelo sin
poder hablar.
Escribiendo encerrado en algùn
tallo por la tarde.
Mientras tanto los jabalies.
Mientras tanto los numeros que
horadan el solsticio
y las prestidigitaciones.
Allì un ambar se mece.
No es aquel que nos acompañò
por la vida.
No es el que darà forma a la existencia.
Esa forma
-es nuestra diminuta tragedia-
la darà el latido.
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