lunes, 26 de junio de 2017
Constelación
Aquello en las sienes es una hiperbole.
Lo que corona el craneo un metabolismo que apila
los huesos de un anillo.
Existe también una cascara.
Un ser particular que no piensa más en evolucionar.
Un contenido de magma y especialmente de
locura. Desde esa locura alguna individualidad llega
a sus metabolismos.
Luego la forma intelectual de esa locura alcanza
un vellocino. Un espesura como la razón.
Una herradura y la posición desde la que es
aprisionada una greva.
Un armatoste.
Una juventud del cielo que sin ningún pronostico
deámbula ortografica por las orbitas de los astros.
Creo en ello como un desvelo.
Una practica con el hermetismo del cemento a diario.
Un tráfico con la inspiración en los bolidos del
sueño.
Páginas con escenas y cronicas de dinosaurios
en los puentes. Siempre en los puentes.
Veleros con pedazos diminutos de una catalina
que sin embargo no espantaron a los circulos de las
bicicletas.
Tramos de pimienta en un salvoconducto de hierro.
Lapices de arena que se perpetuan en un flanco.
En un reguero de prismas.
Allí -sin embargo- toda llegada al sol es boreal.
Y entonces nosotros.
-los que somos alimentados por el hambre-
Colocamos la semilla de una constelación en un
rostro.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario