martes, 6 de junio de 2017

Conjuntos de Dromedarios







Allì entre la arena hay cinco lunares.

La epidermis del sueño ademàs de un farol.
La luz que se desvanece entre contrabandos marìtimos.
Entre semàforos y jabalinas.

Cajas de yodo en un laboratorio de sienes
donde un vibrar comparte su sueño con algùn infinito.
Almanaques de un invierno solitario entre lo secreto y la llegada
de un arnes de agua a la realidad donde las grietas
naufragan.

-no sòlo las grietas, tambièn las nervaduras y los origenes
del petroleo-

Allì entre la arena -digamos- porque descubrimos que
ninguna composiciòn es atletica ni ha robado al musgo un
pedazo de manantial encerrado en los neumàticos.

-esos pedazos de manantial siguen allì-

Voces de catedrales iguales que un cirio de arroz en el pelo.
Llamadas de inauditas escenas para sinagogas.
Repertorios azulados en un edificio de membranas
donde ignora el cristal un jabalì.

Llamadas de espejos desde un mineral que cruza
el crepùsculo con una direcciòn amarilla
designada por los carbones como un latigo.

Estrellas que toman una peninsula para crear su imagen
en el hemisferio.

Dulces sobre el territorio de la piel sujetados por una
cigarra.

Preocupaciones de un lago en una caja de brea.
Mastiles y opuestos con una inmensa caverna
de aparejos donde se piensa en el misterio como el
ùnico tallo que alimenta al hombre por la noche.

Cuando todo en el universo parece ser azul.

Y lo ùnico que aguardamos entre las pergolas son 
conjuntos de cebras y dromedarios.











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