jueves, 1 de junio de 2017

La Razòn de Estar Aquì





Bueno, debo decir que yo vivìa en una lampara.
No era de kerosene o petroleo.
Llegò a mi casa una mañana en que las serpentinas
fueron escolasticas entre los
dormitorios y cualquier escala o informaciòn sobre
los objetos se daba como trascendido.

Tambièn debo decir que no era brillante.
pero tenìa una clase de luz que sostenìa un destello.
Algunos la llamaron espìritu.

Diàlogaba con los ladridos por la noche.
-nunca pudo encontrar las madrigueras de los perros-
Proyectaba siempre sus rayos a los techos y entre muchos 
centauros imaginaba una esfera. Una estrella dorada en 
sus pasadizos de cristal. Entre sus hilaciones de bronce
con puertos que algun amanecer
lograron disecarse para convertirse finalmente en
cometas.

Cometas que se dispersaron sobre un manantial.
En las etiquetas aereas de un vesperal dirigible lleno
de pelicanos o muecas.
En los soliloquios de los lapices.
Mientras el mundo era hipotalamico y logisticamente
los espirales hipnotizan una membrana hasta
el roce del perihelio o el numero atomico
de una selva.

Cometas entre sugerencias e hipodromos.
Melenas con amaneceres de particulas rodeadas por
la ilusiòn.
Puestos inalàmbricos de tonos con dinastìas invisibles
de hollìn y olvido.
Allì la memoria con un tapir de agua
y la electricidad con sus mechas de bandera elevando
inutiles hermenuticas en las astas.

Bueno. Yo debo decir que vivìa en una lampara.

-con alguna regularidad probablemente vuelva a ella-

Pero no es esa la razòn por la que estoy aqui.





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