lunes, 19 de junio de 2017

El Rigor del Humo






Las puertas son celestes. Ese es un rigor que 
llega del humo. Un sonido es empujado por la
corriente.

Cualquier historia es semejante a una cabellera
inundando veredas de escamas. En alguna de
aquellas veredas, en alguna de esas
escamas un pez. 

Su cabeza no formaba un triàngulo, pero sus
ojos se aproximaban a una piràmide.

En la apariencia el mundo era particular
como el verano en los bosques.

En ella los animales despedìan a las cosas.
No era un asunto de adioses.
Màs bien parecìa la figura de algunos cometas
intercalando sus alfabetos en un pubis, mientras
caen de la noche.
Un poniente azul rozaba ello.
Un conjunto de dinosaurios que aparecìan llenos 
multitudes.
Alguien preguntaba por los vilos. Respondìan
los ejes.

Prodigamente los anonimatos
de la fiebre, escoraban en el eter buscando su 
definiciòn.

El silencio en un periscopio
conjuraba menguantes. Un heliotropo. Un
ser oprimiendo teorìas.

El devenir consumaba una dialèctica mas
entre la realidad.

La silaba llegaba una boca pero tambièn
sucedìa lo opuesto. 

La silaba era un vaivèn con un puerto
que sumaba a un continente de alambradas
los tejidos de su nihilismo.

Las puertas son celestes, pero ese es un

rigor transformado por el humo.

Un sonido llegando de las brùjulas y empujado
por la corriente.

Hacia un horizonte de preàmbulos y 
deseos.












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