lunes, 5 de junio de 2017

La Mañana o Quizà un Perimetro





La mañana es quizà un perimetro.
La existencia que vuelve al lenguaje con un ocaso de 
raspadilla. Con un
niño que de cualquier manera es de coral o eter en
cada uno de sus prefijos. (todos se encaminan a los
neologismos)

En las
enciclopedias del lado del oceano surge un alfabeto
con mascarillas de vidrio, completada por 
un fonema cristalino.

-al menos, eso parece-
-al menos una carta o una litera, què se yo-

Epica es la vida de los àrboles nuevamente.
Todos son complices de un crucigrama de leche en sus
huesos.
Todos allegados a arrecifes de calcio desde una
inaudita claraboya.
Sombras de arroz conservan en la arena sus preàmbulos.
Prologos de adioses con los que se habla de lo
increible como una angustia rosada
doblada por la desesperaciòn en una noche de 
cefiros.

Intervenciones con diamantes y espadas
revientan los tumores en un castillo de sienes

Corporaciones de molinos que avanzan sobre 
una peninsula de higos.

Liceos y atlas corren en los trapecios de los 
cauces y enredaderas. Sobre estas una espina de
limòn rotando o emanando.

La mañana era quizà un perimetro.
De repente es ahora una constelaciòn.
Un diàlogo desde el cual se derraman las cenizas.
Una medula donde lo inimaginable estipula
la llegada al atun o el encuentro
con los yelmos debajo de una botica.
En una oficina que dejo de ser de cuero.

La Mañana. Yo leì una hoja de un periodico que se
hallaba en la orilla, pero no encontrè gran cosa.

Sus palabras ya habìan sido practicamente borradas por 
las olas








No hay comentarios:

Publicar un comentario