martes, 14 de octubre de 2014

Reloj de Sol






La aldea está compuesta de contradicciones. En ella
el culto desciende hacia un reloj de sol
disencandose entre un variopinto marginal. Todo
 esto en una estampida.

Concientes de tierra
sobre castillos de polvo con dibujos 
de griales.

Culturas permaneciendo entre la noche y la idea
sobre la adrenalina de una danza
y arcanos moluscos encendiendo una plaza, un lagarto,
la concepción de un corazón sobre la noche
cuando su latido impulsa aún nocturnos oboes
que apagaron el celeste y su diversidad.

Invisibles acordes de miscelaneas
en la paradoja de una dinastía bañandose en
nuestras sienes y en ello la ceremonia de
una piramide varada en la marea
por una ballena.

Idiomas de eter jugando en los naipes
como un acertijo al morir entre la niebla. El coito
de fuego y polvora recreándose hasta la 
locura de la llama en el 
reguero.

Antepasadas danzas de arpas
situando el destino de una hoja en el lugar
donde el apellido del violeta jugaba con el cromosoma
y en ese inutil poder sin adioses parecía
contemplar lo idilico.

Y todo esto que ha terminado de escribirse, sólo es
nombrado aún por la perspectiva sobrenatural
del reloj de sol en el insomnio de 
la arena.









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