miércoles, 29 de octubre de 2014
Tautologìa de las Cebras
Tomo esta palabra.
Este perfume a inocencia y mal.
Este color de zoologico.
Sobre ella lo homogeneo participaba
silenciosamente como un proyecto
heteroclìtico de papagayos.
En tal apariencia se conmemoraba el
erotismo de la flor en una bujìa.
Y se procesaba el interior del cosmos
en una casa. Se diluìan las planicies que
objetamos siempre a los analisis en
las paredes.
Tomo esta interpretaciòn con màs
de un signo en sus jabones.
Con relicarios y veleros al final del
aposento-murcielago.
Acariciò en ella lo frenetico y el
heteronimo.
Discurro hasta la canciòn de los
sonidos-anzuelos. Tomo su rostro
de cebra y su oligarquìa de
chimenea.
Intento deshacerme de su quiromancia
para que deje de ser moderna.
Conjuro esos amuletos con mas de
una raìz en los cabellos.
En ellos se mecen inhospitas
jabalinas sin armonìa.
Pero què es la armonìa sino el pavimento
de los himnos dorados de verde.
Què es la armonìa en su ley casi exacta
de plantigrados y copas.
Què, sino la busqueda del leñador en
un amanecer de àrboles de lluvia.
Tomo esta palabra que peyorativamente
escala en los tèmpanos con luces
de sinagogas.
Que evalua en los templos la continuidad
de la matemàtica y la fisica.
Y se muestra como otra palabra.
Una que ahora contemplamos
en la tautologìa de las cebras.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario