miércoles, 8 de octubre de 2014

Poema




Al amanecer llegamos con un naipe de eucalipto
en una orilla donde se forman las cucharas. 

Pequeños
segmentos como la inspiración nos devolvían la inercia,
el día sagrado de los pleonasmos, la callejuela donde
escribía un vagón y tal escritura es vaticinio de 
orillas ahora. Oraciones que unense al papel.
Temáticas de oso que recogen la nieve.

Parecìa la vibraciòn de un objeto silencioso.
Las reencarnaciones de una hoja en los bolidos 
cuando el prologo dibuja el contenido del oceano
lleno de meguantes. Primaverales 
todos, mediterraneos como una
fruición de juicios que miran
el ocaso y reparten en él
la intensidad de un
crucigrama
la voz heliocentrica del llano
el retablo de una adolescencia despejada en
los alamos de granizo por el
viento.

Un viento de corrientes escarlatas como
el agua.

Uno que repite los siglos de las alamedas
en la boca.

Un alguien interior que sigue las estrellas.

En algunas de ellas se queman entre la yesca
los signos de un cometa.





No hay comentarios:

Publicar un comentario