lunes, 12 de noviembre de 2018

A partir de la Mirada






No es necesario ver en los ojos de un hombre
para saber que pertenecen a la mirada.
¿Será realmente una verdadera mirada?
¿En espejo devolverá nuestro rostro?
¿Ese rostro que observo en este momento es el que
realmente poseo en mi mirada?

La mirada además está compuesta de narices
y sienes. De labios dormidos donde espera una palabra.
De amarillas axilas donde los fráctales
esperan.

-hay algunas palabras que vivirán para siempre debajo
de la lengua-

Para ellas no existe otro destino.
Allí es donde crean sus raices.
Sus epicentro. También sus eclipses.

Pero existen aquellas cuya representación inhala vacíos
para llegar a la realidad.

Los vacíos crean sus formas.
Son xilografías e imágenes llenas de helices.
Son xilografías de aceite en una multitud de ozono.
Casi de aceitunas.

O prólogos de nieve que llevan una carta durante un
mediodía en el cual los pájaros se posan en las cúpulas
de los árboles esperando el crepúsculo.

Pero no llegarán a él.

La magia dormida en el mismo los engañará.

El verdadero crepúsculo se encuentra a la espalda
del que vemos.

Y en él pelean ángeles y demonios.







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