viernes, 30 de noviembre de 2018
Poema
Sobre uno de las figuras el brillo.
El aceitoso resplandor de una luz virgen en una superficie.
Puntiaguda como un verbo.
En la ciudad una metáfora continua a otra. Sucede entre
los hombres que declinan entre la oscuridad
y el destello sus palabras; por lo general toda nuestra
existencia.
Objetos de agua se mueven en las cosas. En la distancia
que separa estos objetos viven los centauros.
También anidan.
Se descuelgan de la verdad. Untan y rotan
entre espejos.
Yo creo en ellos en la medida que al llegar la tarde
se agitan entre los crepúsculos.
Creo en ellos de manera lógica y umbilical.
De manera inasible si lo inasible es una manzana.
Un parpadeo o en su defecto un pergamino.
Un movimiento de helices en el lirismo.
Sobre uno de los reflejos.
En ellos el brillo.
La busqueda industrial de esta primavera llena
de collares no nos dice con su llegada
que el principio en este texto
fue otro.
Lo que sostiene es que aquello que escribió
fue absoluto.
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