sábado, 1 de diciembre de 2018
Los Seres que Vuelan
Uno debe creer en toda médula.
No sólo en la médula espinal.
También en aquella que solitaria abandona
los vilos. En esa que vuelve a la identidad
envuelta en el orgasmo rosado y lunar de un
enjambre.
En la que representa girasoles muy cerca
de un parpadeo.
Ser coherente para recordar que el oceano
es una cuchara.
Uno debe observar un recipiente cuando
renace sin ninguna experiencia.
Uno debe llevar no muchos alfiles y uno
que otro crucigrama. Uno que otro
acertijo.
Uno debe extasiarse pero no con la
esperanza de alcanzar un neologismo.
Tampoco de rozar la nada.
La nada por si misma se inventa.
Entre esos lógicos seres que vuelan.
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