martes, 3 de septiembre de 2013

Historia de Grebas





Mi intenciòn era 
una nomenclatura de lado:
el fruto màs verde de solsticio.
Uno ebrio, de valles puede ser.
Otro màs probabilìstico aùn.
Un ser ùnico, con el saber
de agua y hecatombes. 
Ese que desgarra, ese.
Aquel que soñamos en 
la palabra.

Despuès una carta llevada por cebras
que podrìamos -decir- decapitadas.

Un martes de muertos debajo
de la tierra entre sus confesiones.

Nunca he de oirlas.

Mi conciencia llegò a los cementerios
rendida en un pètalo.

Mi conciencia dibujo la escarcha
con un despiadada responsabilidad,
la misma fue equilibrada por cinismos
y dioses de alegorìas
en una ventana
donde los puentes eran monjes
de entrañas.

Hasta aquì una historia.

A mì me toco la parte
de la greba en la piel.

Pero toda historia posee una 
finalidad.

-Segùn la tradiciòn cristiana y segun...

La mìa era separarla de la carne.

Y esa historia no pudo.

Desde entonces, ambas - la historia y yo- seguimos 
otro camino.

Y pertenece al conocimiento.



Guillermo Isaac Paredes Mattos






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