sábado, 14 de septiembre de 2013

Epifanìa de la Sensibilidad







Maneja tu sensibilidad.
Atraviesa su vida
acercandote sòlo a su intuiciòn. Arranca
la tuya si es necesario. Nada màs.
Eso es suficiente.
Ensañate en esa intuiciòn;
posee un secreto.

Intenta en todos sus sonidos 
llegar a esa conciencia
donde lo inmediato liga las cosas
sin una palabra. Sabemos que el lenguaje
llega por si solo, no hay necesidad
de buscarlo ni llenarte de temor
casa noche por que 
no vuelven a asaltarnos como ayer
los versos.

Tù ya has vivido eso. 
Sabes còmo es.
Tù y el poema son viejos gitanos.
Aquì el asunto es còmo manejas
la sensibilidad; mientras 
arquidiocesis y prismas
de oceano, parecen mezclarse
con nuestro egoìsmo; eso tambièn lo
conocìamos. Què soledad no resiste los 
hemisferios y los lunares
sin un tridente 
de egoismo en las pupilas.
Què altares o inmesidades volvemos
tan nuestras que llegado a un punto,
ya ni siquiera nos reconocemos 
en ellos.

Maneja la sensibilidad.
Tiene cavidades.
Ofrecele tu cuerpo cuando puedas
y cuando no, simplemente
abre una ventana,
mira el aire
tocalo.

Entonces te daràs cuenta que nada 
fue en vano.

Y no te sorprenderàs del viento
que vacìa los manantiales del destino
en tus labios.

Asi no quede una palabra en 
ellos.



Guillermo Paredes Mattos

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