lunes, 9 de diciembre de 2019
Los Círculos de los Jaguares
Es como cada poema encuentra sus palabras.
Guiado por el misterio.
Se da en un lugar donde la naturaleza oprime
un manantial. Un eje de vidrio que tiembla en
la brisa. En el espacio cuya única caracola
se sorprende de un lunes paquidermo.
Ebrio de bozales.
Uno que se enlaza a las preguntas intentando
descubrir el sentido de una respuesta.
Un lunes programado por la intensidad.
Llevando la saliva de una trinchera que
también es un mitológico volumen.
Un collar alrededor de saturno que en realidad
parece un anillo.
Un átomo que colisiona con el ion.
-un ion especifico-
Una logística en la cual las emanaciones están
ligadas a los dirigibles que pesan en mi boca.
Es el alfabeto que se dirige a la espuma
con una biología que habla sin intermitencias
de un centauro. De un don que llama
procolábico a un racimo porque los adioses
nos aguardan allí con una intuición.
Con un pelícano-racimo.
En el interior de una escritura con la que se llega
al desierto pero eso es todo.
Evidencia de tipo coloquial tal vez.
Sinagoga de un mundo para el cual todo desarrollo
está situado en la punta de un eufemismo.
Igual como en la punta de los círculos de los
árboles se sitúan nada mas que los jaguares.
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