lunes, 9 de diciembre de 2019
Desenlace Orfico
Creo que habitabas un inmenso crepúsculo.
Y las palabras descendían de él.
Así se originó el lenguaje.
Pero el lenguaje provenía también de los hilos.
De las siluetas.
De las pronunciaciones que oímos a diario y nunca
se convierten en palabras.
Errantes giran creando sobrenaturales círculos
por la naturaleza.
Vaya uno a saber si allí principia la magia.
La magia no lo ha confirmado.
Sólo nos habla de un maravilloso abismo que
roza el encantamiento.
Creo que tú habitabas.
Que en cada plano de tu cuerpo tu piel
descubría esas cosas que del verbo me han sido
negadas.
Lo sé. Es así.
Es lo inexorable y lo inexorable es una forma
del amor completada por el vacío.
Observa. En todo vacío hay superficies.
Anfiteatros y diálogos de cebras.
En todo vacío el universo se inventa
indefinidamente pues esa es su naturaleza.
Creo.
-es todo mi órfico desenlace-
Creo, en los aviones.
En los episodios de las hélices.
En los opuestos allende a una represalia donde
las hormigas desatan los nudos con los
cuales ataron la hojarasca.
El extraño devenir que fue dedicado sólo
para ellos.
Los estadios. Las iniciaciones con que
expulsamos un núcleo semántico en los parpados.
Pues es la única manera que llegue
a las mejillas.
Creo.
Y tú sabes que miro la luna a diario a pesar que el
infinito me la niegue.
A pesar de esa negación los pájaros continúan
descendiendo de ella.
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