lunes, 21 de octubre de 2019

Ascenso de Abraham







Cierto esbozo se asemeja a un cisne.
Es un poco temprano para decirlo. 
Mucho más temprano para intentar escribirlo. Pero
cierto esbozo se asemeja a un cisne. Sobretodo
en el instante que lo roza.

Ambos. El prefijo y yo evocamos una desembocadura.
Un relato del sol en el océano.
Una narración en la cual el filo vuelve a los cuchillos
abandonados por los ángeles.

Cierto esbozo. 
Pero para ti y para mí es la luna quien participa.
Una chapa de lata quien se desarrolla.
Quien toma de los cabello al agua.
Quien evita la superficie y llega a la profundidad
del vacío. Es decir aquello que se encuentra adelante de 
cada paso casi en toda realidad.

Los carbones sugieren.
El viento es un conjunto de escarcha con estandartes
invisibles. En la orilla la estela 
deja de ser un simulacro y muerde los collares.

El céfiro agita los ángulos de una concha.
El ámbar en él vuelve a ser una experiencia.
Un mundo que vuelve de la sal instruido
por los arquetipos.
Por mi inconsciente. Tan vulnerable entre la
realidad al intentar convertir en señales sus sueños.

Pero eso acontece en el día.
Durante la noche mi espíritu buscará los muelles
de sus sueños otra vez.

Uno de esos muelles es un país lejano.

En el mismo Abraham en estos momentos vuelve a 
ascender a una colina.


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