sábado, 2 de noviembre de 2019
Contemplación
Uno de los lenguajes se encuentra con el verbo.
Hecho que acontece en el interior de una raíz.
Una que cuelga del pubis de una araña.
Tal araña reflexiona. Habita. Condiciona.
Se estanca en la naturaleza. Roe.
Tal araña duerme en mi casa como un ladrido o
la cintura de un pez a través de la arcilla.
A veces piensa en las reencarnaciones.
Los objetos son boreales en este momento por ello.
Rastrillan sus siluetas.
Eligen el punto en la noche donde se oprime un alga.
Un punto que ha girado entre la eternidad llamando
a los collares.
A las silabas donde el anhelo empieza.
Donde el árbol surge en medio de volúmenes.
De extrañas trayectorias.
Yo miro un reflejo.
La figura que lo enlaza a la realidad describe la
inclinación de un prisma.
La metáfora que se desprende de ella
pertenece a un mar invisible donde cada palabra
tiene que empezar un viaje a través de océanos de silencio
para encontrar la pronunciación.
Yo las observo hasta llegar a la
contemplación.
-no era el objetivo-
Sobretodo a aquellas que han elegido el silencio.
Y han decidido no tomar ese viaje.
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