sábado, 19 de octubre de 2019
Contemplación Cardinal
Los ojos son como esa traslación que no tuvimos.
El pelícano en la superficie de la arena tomaba las sienes de
un ser ese día.
Era una mañana. La particularidad de esa mañana
no era la lluvia ni el sol. Eran los reflejos.
Los precios despiertan igual que un hombre del agua.
Los sacrificios eligen los comercios en
este brillo de plátano.
La coherencia no es un estado que me lleve a las cosas.
La lucidez no es otro estado que me guíe a las cosas.
Sólo tengo un paraíso del barro colisionando consigo mismo
mientras las hienas escriben un nombre en el desierto.
Uno semejante al maleficio. Uno con apariencia
de acero
Los niveles del tiempo se reencarnan en las dunas.
Algo de sacrificio y menta despide un dado
de los adjetivos.
Los acertijos son de un jaguar ahora.
El mismo lleva historias de sucias mandarinas.
Indómitos muelles que se aíslan
en un génesis de agua.
Elevando su espíritu a los suburbios de los pájaros.
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