martes, 15 de octubre de 2019
Las Serpientes Invisibles
Como es extraño el día.
Ninguno de nosotros ha creído en él.
El enigma desciende con un relámpago
cruzando una de sus mejillas.
En la otra el pétalo es
de sangre. Las venas por donde
corre levitan entre
lo esotérico.
Ya que es extraño el día en él vila el presagio.
Es semi-estentoreo.
Prologa un exordio en los himnos
que arrastran diluvios.
Prologa un ave.
Llama a aquello que no es exactamente
el día ni la noche.
Hace siglos separó los continentes de
los océanos en la luna.
Nosotros eramos niños entonces.
Nuestros juegos eran de cartón y agua
para poder verlo.
Miro uno de mis sueños
lo hago para precisar aquellas escoltas que
derivan hacia
un mundo cubierto de espinas.
Uno sagrado.
La hiena que críe en mi jardín ahora
posee una mandíbula.
Es misterioso el día.
Posee un alga y un minotauro.
El alga la tomó de la orilla del mar.
El minotauro pertenece al lumen más
helénico que pudo existir.
Uno que le canto a las serpientes invisibles.
No a esas que se hallan frente a mí
llenando los restaurantes y cines.
Aquellas emplumadas.
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