viernes, 15 de noviembre de 2019
Destemporalización
No siempre.
Entre la noche y el balbuceo las ramas.
Entre biotipos o el polen de la lluvia
trajinando en un soplo.
En una bóveda.
En un significados de arena.
En una orgía.
Sobre canteras donde el infinito describe
a un gallinazo. Claro una hiena
se despide de la luna
pero otra la interroga en un estadio
semejante al que se extiende en un rito.
En un aparejo.
En una noción espiritual mientras intentamos
separar nuestra conciencia del otro.
Llegar a aquello que la hace
individual hasta su llegada al océano.
Eso tan delicado que nos separa
de los pétalos.
Eso que casi es poético.
Que es casi poético con adjetivos donde la epifanía
ya no logra definir ni los muérdagos
incluir en su listado de plátanos.
Sí. No siempre. O sea usualmente
lo particular es la excepción y empíricas latitudes
confunden la experiencia del vórtice
o el asunto latino de una esfera.
De las escoltas donde un semilúcido hibrido
rozo los collares.
Los acuarios. Las veredas donde
el estilo contrasta con la intensidad o el velo.
Con la desolación y el enigma.
Entre platos de brea
que aluden a los trópicos un animalito recomienda
el lugar donde se encuentran sus oráculos.
Y un ser que pasa por allí al preguntar
por los mismos.
Recibe la siguiente respuesta.
"Todo empieza y termina entre mis sombras"
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