miércoles, 20 de septiembre de 2017
Marejadas de Carne
No esperes a la brisa.
Los megaterios en ella se cansaron igual que las brùjulas
y la sensibilidad resultò ser una guarida
de tallos.
La expresiòn vacila en un cometa de vidrio cuyo
sudor duerme en las botellas.
En un circulo se encuentran los alambres.
Los barcos despiertan enfermedades luego de
arribar a la orilla. Uno que otro lo hace con las hecatombes.
No sueñes con el tiempo.
En el mismo purpuras sociedades se baten consigo mismas
hasta destruir un helicoptero.
El brillo no es un hidroaviòn.
Ni los colores llegan de la velocidad de las jaulas
encerradas en una bocina.
Evoca a los pàjaros que miran a la aurora con
desconcierto y reclaman los primeros crimenes al aire.
Toma una hoja del fuego y conducela a la orilla
porque sòlo la marea en esta mañana la convertirà en
ceniza.
Toma un silencio como esos que llevan la disciplina
de una cantera donde son envueltas por los guijarros las
corolas.
Las colmenas de abejas donde llega una avispa por
casualidad buscando antiguas adrenalinas.
Vicios hipnoticos.
No esperes al mar.
Es el cemento de las edificaciones quien cuenta las marejadas
de carne en las calles.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario