lunes, 11 de septiembre de 2017

Desde los Frutos






El fruto es de arena.
Aún se encuentra dormido entre la inmensidad y según
las pupilas desciende del invierno con un
poligono en la boca.

Otros frutos que son insólitos despiertan.
Llenan de incognitas los limites y preguntan por
el caos. Por el vaticinio encerrado en todo
eclipse. Por las galerías donde se juntan entre conjuntos
de iridio las silabas.

Pero los silabas metabolizan el espacio.
Los peciolos.
Las ballenas que suelen ser metropolitanas.

Ferias de estro en alguna aurora donde se cansan
las pupilas de tanto amanecer.
De tanta estrella formando constelaciones.
Todo es en aras de que la metáfora siga caminando
entre la ontología sostienen.

El fruto es de arena.
No es original.
Tiene una melodía amarilla que desciende de las
hojas.
Asimila nociones de barro.

Y luego.

-despúes que los pájaros han desfigurado sus
catilagos-

Presionan los digitos que deámbulan en las
superficies del mar.

Para llegar al sueño.








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