lunes, 4 de septiembre de 2017
Las Espinas de la Incandescencia
Yo quisiera ser lucido.
Recoger un rascacielos de madera que camina
por la brisa.
Poseer el temple de un exorcismo cuando se
introduce en una bandera.
Tantear o respirar alquimias como lo hace el
petroleo.
Decirle a la epifanìa que se sostenga un
poco màs en los àngulos.
-sobre todo en los que son sacudidos-
Que no me deje observar nada màs
que tejidos.
Caminar por un planetario.
Por los repertorios.
Mirar a las estrellas como parte de un hemisferio
màs pequeño que quepa en mi mesa.
Sè que eso es imposible.
Sè que casi es casi imposible pero no entiendo porque
entonces lo sostiene una contradicciòn.
Tener màs de un papel.
Poseer el recorrido de un cometa en el desierto
cuando sabe que llegarà al horizonte
sòlo para encontrar una herida.
Yo prefiero las heridas de la naturaleza.
Esas ligadas a las hordas.
A la poesía.
La poesìa es una interpretaciòn de las raices
cuando sueñan o abren la realidad.
La poesía es el animal amarillo junto a las helices.
El animal amarillo que es resucitado por un racimo
de electricidad.
Desfigurado en las alambradas de los iones.
Entre espinas de incandescencia.
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